Aquí fluye el aroma del verde de las praderas y los montes, que inundan el aire de pureza y de paz. Y donde late el corazón de Menorca se emplaza la tradicional Finca S’Arangí, donde desde hace décadas los ‘pageses’ artesanos producen sus quesos y embutidos con la misma calidad, frescura y autenticidad de antaño.

Son Mercer de Baix, con una extensión de 125 hectáreas, es una de las bellas fincas unifamiliares que configuran el característico paisaje del campo menorquín. ‘Tanques’ y más ‘tanques’ separadas por múltiples paredes de ‘pared seca’ comunicadas por las típicas ‘barreres d’ullastre’. Verdes y vastos prados tocados por el viento de Tramontana donde pasta el ganado en total libertad. Casas de un blanco siempre inmaculado en las que viven los payeses, auténticos artífices de uno de los productos más apreciados de la gastronomía menorquina: el queso Mahón-Menorca. En la finca Son Mercer de Baix se elabora de manera artesanal el tradicional queso Mahón-Menorca con Denominación de Origen Protegida y también nuevos productos que marcan la diferencia por su originalidad. En ambos casos, el queso es elaborado con la leche que producen las vacas que pastan en la finca, lo que se traduce en un queso de auténtica calidad. Todos los quesos de la finca Son Mercer de Baix, se elaboran  siguiendo un proceso artesanal y centenario que se ha transmitido de padres a hijos, lo que ha permitido seguir manteniendo la base de su esencia sin renunciar a la innovación para la creación de nuevos productos.

En Santa Catalina se produce y vende queso y embutido de manera artesana y con resultados de alta calidad.  La finca conserva unos valores naturales reconocidos a nivel europeo al estar integrada en la Red Natura 2.000.