Venta de Vargas
San Fernando
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Viaje al origen de las tortillitas de camarones.
San Fernando atesora un restaurante que es lugar de culto para los amantes del flamenco y de la genuina cocina tradicional. La mítica venta de La Isla presume de haber acuñado a principios del siglo XX su propia receta de tortillitas de camarones, más ligera, que es la que ha llegado hasta nuestros días.
Hay muchas casas en las que se come bien, pero nada se puede comparar a comer en casa de los Picardo, porque su casa –allí han vivido y trabajado varias generaciones de la familia– es la Venta de Vargas, un restaurante mítico de la Bahía de Cádiz, situado en San Fernando, donde todavía se pueden degustar platos tradicionales realizados con recetas que alcanza más de un siglo de antigüedad.
La Venta de Vargas se fundó en 1921 con el nombre de Venta de Eritaña y funciona con su nombre actual desde 1935. Manolo Picardo, "Lolo", su actual gerente, forma parte de la cuarta generación que guarda con celo el carácter de un restaurante que presume de tener amigos en vez de clientes y que conserva la esencia de la cocina antigua.
Es además uno de esos lugares de culto para los amantes del flamenco. Entre sus paredes han tenido su primera oportunidad muchos artistas que hoy pasean el arte de La Isla de San Fernando por el mundo, como Niña Pastori. Aún parece resonar el eco de grandes del cante como Manolo Caracol o Lola Flores, pero por encima de todos ellos está Camarón de la Isla, que prácticamente se crió en la venta y todavía mira a su fachada desde la estatua con la que se le rinde homenaje y que está ubicada junto al restaurante.
Rabo de toro, pescado frito de la bahía y de Sanlúcar, revueltos o mariscos conforman un menú en el que comensal no encontrará “nombres raros”. Pero si hay un plato enseña de la Venta de Vargas es las tortillitas de camarones.